Los días animales

Keila tiene el don de la palabra. Un don para contar historias y engancharte. Hace unas semanas me enganchó con Enero es el mes más largo, un libro de cuentos que publicó en 2021. En esta ocasión lo logró con su novela Los días animales, un título que le mereció el International Latino Book Awards por la Mejor Novela del 2018, y que recientemente fue publicada en inglés, como The Animal Days. Lo abres, avanzas unas páginas y ¡puff! Estás enganchado con el libro.

Este trocito de la novela es un ejemplo de la prosa espectacular de Keila:

Cada quinientos metros el paisaje es otro. Tu propio paisaje, el de tu cuerpo, también va cambiando. Los tobillos, los muslos y el pecho te hablan, se contraen y expanden con cada pisada. Eres músculo y luego eres aire que infla el abdomen, eres pensamiento huérfano, naufrago, no piensas. O lo que piensas sale de ti y se pega a un tronco. Allí se queda. Eres musgo fosforescente y luego eucalipto. Eres sed, pies entumecidos, hormigueo en la piel enrojecida y latidos en la cabeza. Eres más sed y post posición de la sed. Eres momento suspendido. Eres paciencia. Cuando bajas eres cascada. Un pie en cada piedra. Eres saltamontes. Todo eso que vas siendo dejas de serlo cuando vas hablando. La vida se silencia cuando hablas. (p. 47)

Julia, la protagonista, escala. Escala en su familia, donde creció junto a su su mamá y su hermano, en ausencia de un padre, quien “no es un mal tipo pero no sabe quién” es ella. Y luego escala la enfermedad de su madre.

Escala junto a Rafael, como “animales del mismo charco”, sobreviviendo una relación tóxica que le ofrece tantos obstáculos como la más caprichosa de las paredes o montañas.

Escala la vida en su ciudad natal, Caracas.

En mi ciudad te borra la violencia o el miedo a la violencia. Cada vez hay menos gente en la calle. Si las cosas son de quien las usa… ahora Caracas es de los delincuentes. Los caraqueños no la usan sino para la supervivencia. Para ganarse el pan, los reales del día a día. De noche se quedan guardados, no vaya a ser que el pan que se ganan se quede tieso, sin nadie que se lo coma. Viven en el terror. A mí que me agarre la noche cuando me agarre. No me jodan. Al final si te vas a morir te mueres igual. (p. 124)

Escala en el norte de California, en América del Sur, en los Himalayas. Su viaje es nuestro viaje, un road trip sin carretera, donde el destino te recibe como una persona distinta a la que emprendió el camino.

Gracias a la montaña puedes mirar los mecanismos que rigen la vida normal, la vida en la tierra. Regresas diferente. (p. 67)

Volver intacta es como no ir a ninguna parte. Hay que regresar con al menos un riesgo anotado y ganando un premio. Con algo perdido o regalado. Tienes que sentir y cambiar algo. (p. 77)

Escalar para Julia no es huida. No es escape. Es búsqueda. Y en el proceso, “en la vida además de finales y muertes también hay heridas, lesiones, fracturas, fisuras. Maltratos. Marcas.” (p. 100)

La gente dice que los escaladores andamos huyendo. Que nos gusta el peligro. No tienen ni puta idea de lo que están hablando. Lo que hay es un flechazo. El encandilamiento de un animal salvaje en medio de la noche. (p. 88)

La gente que quiere acabar con todo no se esfuerza tanto. Se lanza por un balcón y listo. (p. 89)

Repleto de exquisitas referencias que te sumergen en la realidad de los que crecimos en una Caracas y un mundo previo a las tragedias que han manchado tan profundamente nuestra historia.

Al final del turno debían quedarle las nalgas de cuadritos.

… merengadas con cambur, un ojo de vaca y a veces también un huevo.

¡si no aprietas ese culo te caes!

¿Y tú vas a salir así?

La primera noche rumbeamos en La Cucaracha.

… cuando íbamos a la playa mi mamá nos embadurnaba de crema Nivea.

Julia corona su cumbre y deja atrás los días animales conforme toca fondo. Grita, sin que nadie la pueda escuchar. Una frase repica en la memoria al cerrar este tomo:

no existe la casualidad. Todo es causalidad.

Los Días Animales se consigue en Amazon, y también está disponible en inglés, como The Animal Days.

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